“Una moneda social es un ‘sitio’ donde se aprende”

Entrevista a Franco LLobera, uno de los impulsores de la moneda complemetaria La Mora, de la Sierra de Madrid

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¿Qué es eso que se llaman monedas complementarias con respecto a una moneda como el euro?

La primera diferencia es que una moneda oficial o lo que llaman el dinero fiat parte de una iniciativa de bancos centrales. Depende de la confianza que tenemos en un Estado, en una Organización Pública y luego está mediado con los intereses que van a cobrar los bancos. En cambio, las monedas complementarias, grosso modo, son monedas que se fundamentan en la confianza que tiene la propia comunidad en sí misma. Las personas que participan, que emiten, y que usan la moneda, confían unas en otras, y eso es lo que le da realmente potencia al instrumento. Y luego, la otra diferencia entre el dinero “oficial” y el dinero complementario, es que este último no tiene intereses.

Reivindicamos que el dinero debería ser un instrumento de intercambio, de compensación entre personas… y sin embargo vemos que la moneda oficial, sirve para muchas otros fines. ¿Cómo se regula esto en el caso de las monedas complementarias?

Al entrar en las monedas complementarias, hace falta tener muy claro qué es lo que esperas de ellas o qué objetivos persigues en tanto que “comunidad de confianza” que las emite, que las genera y que las usa. Desde los principios que determina la comunidad, se puede hacer acumulable o no acumulable. Se puede penalizar la acumulación y solamente primar el uso, o llegar a un equilibrio. Las posibilidades son muy amplias.

¿Cuál sería un ejemplo en el que merecería la pena acumular?

Desde el punto de vista histórico, en una comunidad sin una cierta capacidad de reserva o acumulación no se hubieran podido dar, dicen, la mayor parte de los saltos tecnológicos. Desde el punto de vista de las monedas sociales, haría falta la acumulación, pero no una acumulación particular con intereses, sino la suma de capitales aportados por varios, que le permitan a alguien, mediante un préstamo, iniciar un proyecto de emprendimiento distinto.

¿Qué dirías que aportan las monedas al proceso de transformación social? ¿cómo cambia el escenario?

La moneda es construir con una corresponsabilidad por parte de los ciudadanos, una herramienta de cambio social y político. Es un ejercicio de cambio económico. En unos planos estará el social y en otros, estará el político, pero son todo instrumentos de cambio de profundísimo calado. Es una escuela. Una moneda social es un “sitio” donde la gente va a aprender. Por otra parte, el principal potencial es como semillero de iniciativas de autoempleo. Gente que va a un mercadillo a hacer trueque dos o tres veces, y de repente ve que podría ofrecer a la comunidad una cosa distinta. La prepara, la ofrece y empieza a tener demanda. Lo está haciendo en moneda social, 100%. Esto puede ser una oportunidad de montarlo luego un poco mas en serio. Puedes pedir un crédito a la propia comunidad. Le puedes pedir a la comunidad recursos y dar el salto para convertirte en empresa.

¿Cómo puede favorecer o potenciar la moneda cada pequeña conquista que ya ha sido realizada o está en marcha?

Yo creo que las monedas sociales son una de las herramientas de cambio más básicas que hay. Permiten al mismo tiempo un espacio de toma de decisión política y al mismo tiempo recuperar espacios de intercambio como son los mercadillos. Es verdad que para hacer desarrollo local hay mil estrategias distintas. Me refiero a desarrollo local desde la sociedad civil. Un grupo de consumo es un espacio de transformación, un grupo de ahorro y de préstamo a nuevos emprendedores, tipo el GAP, hay muchas… Pero la moneda social yo creo que es la que es capaz de concitar mas adhesiones, si hay confianza. Porque en algunos sistemas de moneda, lo único que tienes que hacer es llegar a un mercadillo con cosas de segunda mano y empezar a trocarlas utilizando una moneda de cambio. Y en el foro, en el ágora, en la plaza, en el mercado, es donde realmente se reconstruyen las sociedades.

Hay cosas que no se han generalizado ya porque hay demasiados intereses creados…

Sí. Hay diferentes puertas de acceso a la transformación por lo económico. Si hacemos una metáfora con el hecho de teclear con los diez dedos, hay gente que se encuentra la moneda social y cree que la moneda social lo es todo. Moneda social, grupos de consumo, grupos de ahorro, espacios de participación ciudadana avanzados… todo esos son los dedos. Y al final acabaremos tocando, con soltura, con los diez dedos. Y solamente cuando lleguemos a teclear con diez dedos estaremos haciendo transformación, mientras tanto estamos aprendiendo, individual y colectivamente.

¿Dónde se podría enseñar a entender que algunos proyectos, aunque luego sean económicos y den incluso rendimientos positivos, necesitan de apoyo inicial (donación en tiempo o en dinero) para hacerse realidad?

A eso es a lo que se llama emprendimiento social. Cuando se habla de emprendimiento hay que tener cuidado. Hay uno que es con ánimo de lucro, y hay emprendimientos sociales, que por definición son aquellos en el que asumimos que nos vamos a llevar individualmente menos de lo que vamos a generar de riqueza para la comunidad. Pero eso lo tiene que decidir cada cual. Decidirlo en términos de primero soy yo, o primero es la comunidad.

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